El crecimiento mundial se aceleró al 3 % en 2017, respaldado por una recuperación cíclica generalizada que incluyó a más de la mitad de las economías del mundo, y se prevé que aumente al 3,1 % en 2018. El comercio mundial volvió a cobrar un impulso considerable, respaldado por un repunte de las inversiones.
A medida que se atenúan los factores adversos que afectan a los países exportadores de productos básicos, se prevé un repunte del crecimiento de las economías emergentes y en desarrollo. Sin embargo, los riesgos en torno a los pronósticos continúan inclinándose a la baja, como la posibilidad de un ajuste desordenado del mercado financiero o un aumento de las tensiones geopolíticas.
Un aspecto que causa gran inquietud es el ritmo más moderado de crecimiento potencial de las economías de mercados emergentes y en desarrollo (EMED), que según las previsiones continuará disminuyendo en la próxima década. Las reformas estructurales serán esenciales para detener este descenso y contrarrestar los efectos negativos de cualquier crisis que pudiera producirse en el futuro.
La recuperación general debería continuar
El crecimiento mundial se aceleró notablemente en 2017, respaldado por una recuperación generalizada tanto de las economías avanzadas como de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, y se espera que aumente en 2018.
El comercio mundial ha cobrado impulso
Con la recuperación de las manufacturas y las inversiones en todo el mundo, el comercio mundial se aceleró considerablemente, lo que contribuyó al crecimiento de las exportaciones en la mayoría de las regiones con economías de mercados emergentes y en desarrollo.
Las condiciones internacionales de financiamiento siguen siendo favorables
A pesar de las perspectivas de ulterior normalización de la política monetaria en las economías avanzadas, las condiciones internacionales de financiamiento siguen siendo favorables, lo cual ha fomentado una fuerte demanda de activos provenientes de economías de mercados emergentes y en desarrollo y la continua afluencia de capital hacia dichas economías.
Las perspectivas a corto plazo para las EMED son buenas
En un entorno económico internacional favorable, mientras las inversiones y el comercio mundiales continúan recuperándose y los precios de los productos básicos se consolidan, las perspectivas a corto plazo de las economías de mercados emergentes y en desarrollo son buenas. Durante el período considerado en las previsiones, se espera un repunte del crecimiento de estas economías, a medida que se acelere el crecimiento de los países exportadores de productos básicos y la actividad económica de los países importadores de dichos productos siga siendo sólida. Sin embargo, se prevé que en los países exportadores de productos básicos el ingreso per cápita siga siendo más moderado.
No obstante, las perspectivas están sujetas a diversos riesgos a la baja, como ajustes desordenados de los mercados financieros, …
El pronóstico sigue estando sujeto a diversos riesgos a la baja. Uno de importancia crítica es la posibilidad de ajustes desordenados del mercado financiero, dado que las valoraciones de los activos son elevadas y las tasas de interés registran niveles históricamente bajos.
… una mayor incertidumbre en materia de políticas y un aumento de las tensiones geopolíticas
Aunque recientemente la incertidumbre en materia de políticas se ha moderado, esta sigue siendo alta, y los riesgos geopolíticos superan los niveles históricos. Además, la volatilidad de los mercados financieros es inusualmente baja y podría aumentar.
Las EMED tienen escaso espacio en materia de políticas para contrarrestar perturbaciones negativas
Ante la persistencia de los riesgos a la baja para el crecimiento, las economías de mercados emergentes y en desarrollo —en particular, las que exportan productos básicos— enfrentan importantes desafíos en materia de políticas, como un reducido espacio fiscal para contrarrestar perturbaciones negativas.
La desaceleración del crecimiento potencial de las EMED genera gran inquietud
Particularmente preocupantes son los riesgos y desafíos a más largo plazo asociados con un crecimiento potencial más moderado, es decir, la tasa a la que una economía puede expandirse utilizando su plena capacidad. Se prevé que en la próxima década esta tasa se desacelere aún más en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, lo que repercutirá negativamente en la mejora de las condiciones de vida de las personas y en el alivio de la pobreza.
Si no se introducen reformas, una crisis podría acarrear costos elevados
Si en los próximos 10 años se produjera una crisis económica o financiera, como ha solido ocurrir históricamente, las perspectivas ya debilitadas relativas al crecimiento potencial podrían deteriorarse aún más. Esto pone de relieve la urgencia de realizar reformas estructurales orientadas a impulsar el crecimiento a largo plazo. Un esfuerzo sostenido en materia de políticas podría incluso elevar el producto potencial por encima de los niveles actuales y contrarrestar los efectos de una crisis, si esta llegara a ocurrir.