Por Lic. Félix Santana García
felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com
En los últimos días la prensa dominicana ha traído como información importante por su incidencia en todo el ámbito económico del país, el tipo de cambio o precio de los bienes internacionales en función de los domésticos.
Se sabe que un aumento en la productividad del país llevará consigo una revaluación del tipo de cambio, al permitir producir más barato que en otros países.
Por otra parte, una caída en la productividad provocará una devaluación o depreciación de la moneda local, la cual conforme el Banco Central de la República Dominicana, en los últimos años es de un 3.5% considerada no importante, pero debido a los exiguos salarios que percibe el trabajador puede tener un peso significativo en el poder de compra del dominicano más humilde quien no recibe una mejoría de salario desde hace un tiempo notable.
No es un secreto que cualquier decisión dentro o fuera del país afecta el comportamiento del tipo de cambio. Si se modifica el tipo de cambio, se afectan todas las variables económicas. De ahí que muchos economistas consideran que el estudio de la economía abierta sea tan complicado.
El tipo de cambio tiene dos versiones: real y nominal. El tipo de cambio nominal es el que se utiliza para intercambiar pesos por dólares, euros y otras divisas. Este tipo de cambio se determina de diferentes formas y está sujeto a regímenes diversos que forma parte de la política económica del país.
El tipo de cambio nominal puede ser fijo o totalmente flexible. Para conocer el nivel del tipo de cambio nominal, basta con leer el periódico: ahí se publica todos los días la paridad, esto es, la cantidad de pesos que se cambian por cada dólar.
El tipo de cambio nominal está determinado por el equilibrio del mercado de dinero. El mercado de dinero debe cumplir con la condición de arbitraje y es el tipo de cambio nominal el que se encarga de esto.
Un incremento en la demanda del dólar provocará que aumente el precio de esta divisa, o lo que es lo mismo, depreciará la moneda local. En cambio, un incremento en la oferta resultará en un movimiento inverso, una apreciación del peso.
Para que la tasa de interés del país pueda compararse, es necesario incluir la devaluación esperada, más la tasa de interés internacional y el riesgo político, mejor conocido en los mercados financieros como riesgo país, que pueda existir.
Por otro lado el tipo de cambio real es el interesante para el estudio de los mercados de bienes. Se acostumbra estimar el valor del tipo de cambio real utilizando la inflación mundial como aproximación a los bienes comerciales globales y la inflación nacional como aproximación a los bienes comerciales locales.
El cálculo anterior se conoce como paridad del poder adquisitivo la que en el largo plazo, el poder adquisitivo de ambas monedas, la nacional y la extranjera, será igual.
El tipo de cambio real es determinante del comportamiento tanto de las exportaciones como de las importaciones. Si el tipo de cambio nominal no corresponde con el real, entonces se tendría un tipo de cambio sobrevaluado, (si el nominal es inferior al real) o subvaluado (en el caso contrario). Este sobre o subvaluación distorsiona gravemente el comercio internacional.
Si se incrementa el tipo de cambio real (más pesos por dólar) los bienes producidos en el país se abaratan con respecto a los del exterior, provocando mayores exportaciones y/o menores importaciones.
Es por esta razón que las empresas exportadoras presionan para que el peso se devalúe, mientras que los importadores buscan que el peso se revalúe (para que los productos en dólares sean más baratos y ellos vendan más).
A pesar de que ambos tipos de cambio, real y nominal, se mueven normalmente en la misma dirección, los movimientos del tipo de cambio nominal son los que más influyen en el sector financiero y en los precios.
El efecto sobre los precios es inmediato, por eso el tipo de cambio es las variables más utilizada como ancla nominal en los planes antiinflacionarios. Al momento de devaluar el tipo de cambio, los precios de los bienes importados se incrementan de manera inmediata.
Los precios de los bienes producidos en el país también se incrementan, pero con más lentitud, debido básicamente a bienes de capital o intermedios que se cotizan en dólares o en algunas otra moneda extranjera. Con el tiempo, todos los precios se ajustan al alza.
En ese sentido, una de las preocupaciones más acuciantes de los distintos sectores de la nación dominicana es la tasa de cambio y el petróleo. Se comenta que la inflación este año podría superar la meta programada por el Banco Central de la República Dominicana. La Asociación de empresas e Industrias de Herrera dice que hay rezago en la entrega de divisas sufriendo retrasos de hasta 20 días.
Es un grito al cielo que a cada momento se escucha para que se cambie o se reforme el modelo económico imperante a los fines de variar la situación económica del país que se limita a favorecer a unos cuantos sin pensar en el bien común.
El país debe generar más divisas para poder atender a las necesidades más perentorias de sus habitantes. Se sabe que la falta de divisas es cíclica ya que hay períodos en los que se debe pagar a los proveedores de bienes y servicios en el exterior y se repatrian beneficios por concepto de inversión extranjera, como sucede en los días que anteceden al período navideño y en los meses de abril y mayo al distribuirse dividendos, respectivamente, pero esto no debe suceder si la planificación se hace ajustada a la realidad y no se destinan fondos acumulados en dolares estratégicos para cubrir el financiamiento de proyectos que no son sujetos de préstamos nacionales o internacionales.
La semana pasada, el dólar superó el nivel de los RD$50.00 por cada dólar estadounidense lo que ha traído mucha preocupación por la incidencia de este tipo de cambio sobre los precios de consumo que debilitan el poder de compra del peso dominicano.
Se sabe que una de las herramientas de la política monetaria de mercado abierto que maneja la banca central es la venta y compra de dólares en el mercado de divisas a los fines de controlar el tipo de cambio y los precios conjuntamente con otras medidas de índole monetario como: la emisión de nuevos certificados, notas y letras financieras, el encaje legal y la tasa de interés monetaria de referencia, pero si se buscara producir más divisas no se tendría la necesidad de recurrir a estas herramientas de manera tan frecuente para contrarrestar las alzas del dólar, principalmente.
Las autoridades monetarias expresaron recientemente que empujaron el nivel del dólar sobre la barrera de los RD$50.00 por US$1.00 con el propósito de evitar la fuga de capitales pero en cambio se hubiese podido incrementar moderadamente la tasa de interés para evitar esta fuga ya que las tasas de interés se están haciendo más atractivas en los Estados Unidos lo que podría provocar salida masiva de capitales del país.
Lo anterior debido a que un aumento en la tasa del dólar o tipo de cambio produce un efecto más inmediato que un incremento en la tasa de interés.
Si bien se sabe que el sector privado es el que apuntala el crecimiento económico que hoy se exhibe se debe por tanto facilitarle sus actividades productivas y comerciales a los fines de propiciar un incremento del consumo interno y un aumento de las exportaciones.
No solo basta con los flujos de divisas a través de la inversión interna, el turismo, zonas francas y remesas, se debe buscar mejorar la competitividad empresarial real, a los fines de que aumenten las exportaciones de bienes y servicios de forma más diversificada y por su puesto se incremente el consumo nacional.
Es una noticia tranquilizadora la que sirvieron en días recién pasados las autoridades monetarias, en el sentido de que a partir de enero todas las operaciones cambiarias se negociarán a través de una plataforma automatizada de negociación del dólar la cual está en proceso de instalación y pruebas, pero además de ello, se debe aumentar las posibilidades de aumentar los flujos positivos de divisas a los fines de poder dar respuesta de forma más efectiva al crecimiento sostenido de la economía dominicana y que este pueda ser más incluyente.
Es cierto que se debe pensar en evitar la fuga de divisas y más si estas han llegado de inversiones golondrinas o de cartera en dólares que en cualquier momento puedan salir del país mediante el aumento del tipo de cambio más allá del RD$50.00 por US$1.00.
Pero no menos cierto es que esa medida afecta de manera expedita en más de un 60% a los pobres trabajadores dominicanos que apenas alcanzan un salario de apenas unos RD$15,000.00 máximo y a los pensionados y jubilados no les indexan sus ingresos ni por porque la inflación haya aumentado de forma sostenido.
Finalmente las autoridades gubernamentales deben evitar presionar el tipo de cambio mediante la compra de dolares en el mercado divisas buscando, de forma desesperada, financiar proyectos de capital que no disponen del financiamiento adecuado, ya que no califican por aspectos de impactos ambientales, tal el caso de las plantas a carbón de Punta Catalina.
Definitivamente si se quiere hacer políticas públicas, estas deben de ser dirigidas a favor del bienestar de todos los dominicanos.