Hacer un balance sobre los resultados del tratado de libre comercio firmado entre República Dominicana, Centroamérica y Estados Unidos (DR-Cafta), una década después, obliga a la identificación de los detalles más relevantes para no pecar de injusto. La parte más positiva es que ha generado un marco disciplinario “prudentemente positivo”, en lo que se refiere a la aprobación y adecuación de innovaciones y transformaciones institucionales.
Sin embargo, a pesar de los avances con su implementación, está el “pero”. El Centro de Estudios Económicos y Sociales P. José Luis Alemán, de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM), financiado por la Cámara America de Comercio (Amcham-DR), lo deja lo suficientemente claro: hay tareas institucionales y de normativas que aún están pendientes.
La investigación identifica por lo menos cuatro: Permitir que aseguradoras extranjeras establezcan sucursales en República Dominicana, aprobar un manual de registro de medicamentos al presentarse datos de prueba de seguridad y eficacia, ratificar Convenio del 1974 sobre Distribución de Señales de Satélite Portadoras de Programas y el procedimiento sobre recepción y consideración de opiniones y comunicaciones del público en general.
La investigación subraya la evidencia de que sea por el lado de la balanza comercial, del porciento de participación en el mercado estadounidense, de la competitividad o incluso de la inversión extranjera directa (IED), “República Dominicana no ha podido, no ha sabido o no ha querido aprovechar en todo su potencial las ventajas que el DR-Cafta” le ofrece a propósito del intercambio con su primer socio comercial, Estados Unidos.
En lo relativo a cambios que aún no han sido aprobados, el Centro de Estudios Económicos y Sociales P. José Luis Alemán establece que los responsables se manifiestan flexibles, pero no por ello instrumentan las formalidades pendientes a pesar de plazos vencidos ya hace años.
“Los responsables de dicho marco disciplinario aparentan ser muy condescendientes con quienes incumplen de facto con normas, cuya implementación pudiera beneficiar a terceros y no ya a los actuales beneficiarios”, sostiene el informe al que elDinero tuvo acceso.
En ese contexto, señala, queda por determinar ¿por qué las disciplinas comerciales del DR-Cafta no han logrado promover, como se pudiera esperar luego de once años de entrada en vigencia del Acuerdo, más eficiencia productiva y un mayor nivel de institucionalidad en el aparato exportador dominicano, en comparación con el resto de países con los que competimos?
La reducción relativa en la IED procedente de Estados Unidos, sea o no una coincidencia, ha sido una secuela directa del DR-Cafta. La investigación, financiada por Amcham-DR, muestra que el capital estadounidense lideraba la inversión extranjera en República Dominicana entre 1996-2017, con un monto de US$8,682.1 millones y un 24.3% del total.
Destaca que la inversión extranjera estadounidense en República Dominicana creció de manera más acelerada durante los 11 años antes de la entrada en vigor del acuerdo DR-Cafta (54.3%, 1996-2006) que en los 11 años posteriores (14.4%, 2007-2017).
Según la investigación, luego de la entrada en vigor del acuerdo DR-Cafta, en 2007, las inversiones estadounidenses se han mantenido relativamente estancadas con una tasa de crecimiento promedio de 2.7% (excluyendo 2010, que exhibió un flujo atípico de IED de US$1,054.5 millones).
A partir del 2007, indica, en República Dominicana se ha ampliado la brecha entre los flujos de inversión procedentes de Estados Unidos y los que llegan del resto del mundo, lo cual sugiere que otros países han incrementado su participación en el monto total de inversión extranjera.
La IED estadounidense según sector de destino en el país en el período 2010-2017 fue: Bienes raíces o Turismo inmobiliario (38%), Zonas francas (26%), Turismo (11%), Comercial (10%), Energía (7%), Comunicaciones (6%), Transporte (5%) y Financiero (3%).
Identifica que los sectores económicos que reciben inversión extranjera procedente de Estados Unidos son sectores con poca o ninguna vocación exportadora (excluyendo el sector zonas francas, que está amparada en la Ley 8-90).
Luego de la entrada en vigor del acuerdo en cada uno de los países signatarios del DR-Cafta, de acuerdo con los hallazgos del informe en cuestión, los flujos de IED promedio que recibe anualmente cada país desde Estados Unidos es como sigue: Costa Rica (US$1,218 millones), RD (US$461 millones), Guatemala (US$285 millones), Honduras (US$181 millones), Nicaragua (US$130 millones) y El Salvador (US$119 millones).
Sin embargo, establece que la IED de Estados Unidos en el grupo de países signatarios del DR-Cafta ha disminuido, pasando de US$2,867 millones en 2007 a US$2,287 millones en 2013, una caída neta de US$580 millones, es decir, un 20.2% en este período.
En el período 2007-2016, la IED estadounidense hacia el resto del mundo creció más rápido que hacia República Dominicana (6.08% Mundo, 5.24% RD). Además, la dirigida hacia el resto de los países presentó menos volatilidad que la dirigida hacia el mercado local, con una desviación estándar de 30.05% para el mundo y de 55.58% para el destino dominicano”, detalla el informe.
Afirma que en los países signatarios del DR-Cafta, la entrada en vigor del acuerdo no ha impactado significativamente los flujos de la IED procedente de Estados Unidos en cuanto a crecimiento.
Indica que las IED procedente de Estados Unidos han sido inversiones que no han utilizado las preferencias arancelarias del acuerdo comercial y que no han impactado el dinamismo exportador de República Dominicana.
De acuerdo con el Centro de Estudios Económicos y Sociales P. José Luis Alemán, de la PUCMM, la penetración en el mercado de Estados Unidos se ha reducido a la mitad, mientras que en 2017 era de 0.556% de las importaciones totales, lo que significa una pérdida de competitividad revelada de -.519%.
Destaca que los capítulos que han perdido más competitividad revelada son los azúcares (capítulo 19), la fundición de hierro (72), prendas y complementos, excepto de punto (62) entre otros.
En 2017, detalla, 15 capítulos representaban el 88% de las exportaciones totales, logrando una penetración conjunta de 0.389%. Sin embargo, la ganancia de competitividad ha sido mínima (0.0038%), predominando las oportunidades perdidas (6 de 15 capítulos) las estrellas nacientes (5 de 15) y el resto se reparte entre retiro (3) y estrella menguante.
Los principales productos de exportación dominicana provienen de zonas francas y, en cuanto tales, disfrutan de un régimen de exportación diferente al resto de los artículos nacionales.
El informe establece que de los 97 capítulos que forman el sistema armonizado del arancel, hay 18 en los cuales las exportaciones de dominicanas a Estados Unidos tienen un peso superior al 1%, los cuales representan más del 91% de las exportaciones. Los principales son: instrumentos y aparatos como los quirúrgicos y otros; tabacos y sucedáneos y Máquinas, aparatos y material eléctrico, y sus partes.
Calendario de degravación
El calendario de desgravación del DR-Cafta tiene un período establecido de 20 años, siendo 2005 categorizado como el “Año 1” del acuerdo, hasta llegar al año 20, es decir, 2025 como la frontera al libre comercio de todos los productos negociados.
El 98% de las 6,765 líneas de productos negociadas por los dominicanos en el marco del DR-Cafta se encuentran en libre comercio para Estados Unidos y los países centroamericanos.
República Dominicana presenta trabas importantes a las importaciones de los bienes de capital, sector de interés para los productores estadounidenses de bienes tecnológicos.
Estados Unidos tiene el 99% de las 10,449 líneas a nivel 10 dígitos negociadas libres de arancel, y unos 85 capítulos con todas las subpartidas en libre comercio.
La economía estadounidense presenta unas 62 líneas con una tasa arancelaria diferente de 0%. De ellas, unas 44 líneas corresponden a la canasta F, que presenta niveles arancelarios de entre 3% y 12% para el año 2018. Dicha categoría termina su proceso de desgravación en el último año del calendario. Todas las líneas que Estados Unidos aún tiene en su proceso de desgravación pertenecen al sector agropecuario.